Todos queremos cambiar cosas, la mayoría del tiempo no estamos satisfechos con lo que hemos logrado y queremos algo más y mejor. Aunque esto nos impulsa a ser mejores, generalmente esta enfocado en cambiar “cosas”; nuestra apariencia, nuestra casa, nuestro automóvil, nuestro trabajo, en fin, cualquier cosa que creamos que nos puede hacer sentir diferentes.
Sin embargo, todos esos cambios están a un nivel externo y para ser verdaderamente satisfactorios deben ser consecuencia de cambios más profundos que los precedan.
Esos cambios profundos requieren de la decisión de comprometernos con nosotros mismos, porque al final, son parte de nuestra evolución. Pero tomar esta decisión no es tarea fácil, requiere de un foco interno y en muchos casos no nos gusta lo que vemos, o creemos que no somos capaces de lograrlo.
Y es que nos hundimos en un mar de expectativas, buscamos entre lo que quiero y lo que debería querer, entre lo que soy y lo que debería ser, en definitiva adentro y afuera. Y no logramos conectarnos con lo que verdaderamente sentimos sin juzgarnos y negar nuestros verdaderos sentimientos.
En mi experiencia, lo que sientes es tu verdad, lo que está dentro es la verdad y la decisión siempre debe estar en congruencia con esa verdad. Cuando nos colocamos dentro de nosotros mismos, las decisiones fluyen con facilidad, están en sintonía con el bien común, porque ser feliz termina impactando de manera positiva en los demás.
Cuando nuestras decisiones están basadas en los demás no proporcionan la satisfacción esperada, porque esperan retribución, es decir dependen de la satisfacción del otro. Cuando se basan en nuestros deseos más profundos revelan las fortalezas y recursos que necesitamos para avanzar hacia nuestra propia satisfacción.
Conectar con lo que sentimos y ser sinceros con nosotros mismos es lo que nos permite hacer los cambios necesarios para generar los resultados que queremos, debe estar precedido por una decisión alineada con nuestros deseos y al mismo tiempo conectada con el bien común. Esto nos proporcionara una satisfacción sostenible y el desarrollo de habilidades que se mantendrán disponibles para enfrentarnos a nuevos retos que nos guíen hacia la vida que queremos.
El cambio es siempre una decisión, es querer avanzar, es adaptarse a nuevas necesidades, andar hacia una meta y poder disfrutar del camino, y decidir hacer lo que sea necesario para llegar adonde quieres, es no aceptar un “no” como respuesta, si no viene de adentro.