“La finalidad de la vida” La llamada

El cambio y la transformación te dirige siempre hacia la pregunta, ¿Cuál es el propósito de mi vida? Lo que implica que te cuestiones todo lo que has hecho hasta ahora. Esa es, desde mi experiencia, lo que, según Joseph Campbell en El Viaje del Héroe se define como “la llamada” el inicio del viaje. Es ese momento en el que tu vida ya no puede seguir como va, ese impulso que te invita a cambiar por convicción o por compulsión.

Muchas veces esperamos una llamada con todas sus letras, déjame decirte que es mucho mas sutil de lo que te imaginas, pero con una fuerza que no puedes pasar desapercibida. La llamada empieza de a poquito, pero va creciendo como una bola de nieve, hasta que desencadena una crisis.

Los ciclos de vida nos van marcando el camino, sin embargo, nos empeñamos en seguir adelante tal y como lo hemos venido haciendo hasta ahora, sin pensar que ya no somos la persona que emprendió ese camino.

El cambio y la transformación implican necesariamente generar un caos en tu vida y en tu entorno más cercano, llámense trabajo, familia, amigos. Por otro lado, implica un cambio radical de hábitos que se amolden a una vida más sencilla y saludable, o por lo menos más acorde con las circunstancias actuales. Desde una perspectiva holística es importante entender que el caos abarca todo en la vida y que no hay transformación sin caos.

El doctor, Walter Riso dice que el “cambio duele” y que no es posible hacerlo sin afectar a otros, el recomienda poner todo “patas arriba” y desde allí empezar a construir de nuevo. Todo esto ha cobrado sentido desde que me propuse un cambio y una “transformación”, que no necesariamente son sinónimos.

Podemos hacer cambios, incluso importantes y sin embargo no generar transformación. Es decir, podemos cambiar de casa, de país, de pareja, de trabajo y seguir llevando con nosotros las mismas cargas, tristezas, resentimientos y hábitos que nos llevaron a la insatisfacción.

La transformación es la respuesta a la “llamada” es el objetivo del “cambio” lo que implica que el cambio externo no tiene sentido si no va a acompañado de una transformación profunda.

Entendiendo esto, he tenido que enfrentar el miedo hacer daño, a decir “no” a las personas que amo, a priorizarme en todas mis acciones, a marcarme limites antes de hacerlo con los demás y muchas veces aceptar que no lo hago tan seguido como quisiera.

Pero este no es un objetivo, es un camino que recorrer, así que los días en que no lo consigo practico la “responsabilidad libre de culpa” y asumo que todavía necesito seguir practicando la asertividad para priorizarme y encontrar una forma mas sana de relacionarme conmigo y con los demás.

Aquí empieza el camino, en un enfoque activo de la vida y de la propia fuerza.