¿Cuantas veces nos sentimos atadas a todo lo que se espera de nosotras,  abrumadas por el día a día, disgustadas con nosotras mismas, por tener que cumplir una agenda que nosotras mismas planificamos?

Si bien creo que “nadie” puede decir que nunca le ha pasado, este es mi espacio y hablo sobre mí. Reflexionando conmigo misma con esta pregunta del inicio,  me percaté de que, no podía responder  con un “MUCHAS” rotundo, sino que respondía con  un “SIEMPRE” rotundo.

Al ver la connotación de mi respuesta tan radical, me doy cuenta de que este SIEMPRE era para mí lo” NATURAL”. Es decir, así vivía mí día a día, todos los días. Entonces me pregunte  ¿soy feliz con esto?. Y la respuesta fue un rotundo NO. Evidentemente salió  relucir lo que yo llamo mi YO Blanco/Negro, que no es más que la ausencia de grises en mi personalidad.

Desde esta perspectiva, comenzó una auto-terapia de autoconocimiento que denomine MINIMALISMO TERAPEUTICO  que como su nombre lo indica, refiere la utilización de elementos mínimos y básicos, lo que se reduce a lo esencial y que no presenta ningún elemento sobrante o accesorio. En consecuencia comencé por hacer un inventario de todo aquello que me pesaba, no necesitaba  y no me dejaba avanzar y todo aquello sin lo que no podría vivir.

La lista comienza así: “Lo sobrante”

Los debo que: zwwwieie;lakdajfjslcn,nn (Cualquier cosa que debo hacer por compromiso con alguien que no sea por mí misma)

Los tengo que: odqidnxakxhdfwbrfiawgkjv;vzvk (cualquier cosa que me imponga hacer y no me haga feliz)

Los debería que: dhawuwwijalxhclwefjwpcms (Cualquier cosa, que debería estar haciendo o siendo diferente a lo que hago o soy en este momento)

Los tendría que: fjfoww[wl,wclkuewclnl (Cualquier cosa que tendría que haber hecho o dicho y que no me aporta nada)

Luego de este inventario, repare en “Lo esencial”

El amor por mis hijos

El café por la mañana

Flores y plantas

Musica

El libro de turno

El amor por lo que hago, llámese trabajo, casa, hobby.

Los “Accesorios” Donde?  Cuando? Cómo?

Luego de hacer una lista de lo sobrante, comencé a valorar lo imprescindible, y para mi sorpresa lo más simple, el amor por mis hijos y el disfrute de verlos crecer, es el regalo más grande que he recibido en la vida y me acompaña adonde vaya, escucharlos y ser parte de sus días una terapia de vida.

Por otra parte un café al levantarme es uno de los placeres más sencillos y cotidianos y que puedo disfrutar en cualquier parte, bien si me lo llevan a la cama, que si me levanto a prepararlo o salgo a tomarlos fuera. Lo cierto es que el disfrute de un café solo depende de mí.

La naturaleza constituye una  parte intrínseca de la vida de todos, es bella en esencia y generadora de energía vital, rodearme de flores y plantas es un placer natural que puedo disfrutar en el jardín de la casa, al mirar por la ventana o comprar flores frescas, es conectar con una parte de mí  misma, la belleza que genera la naturaleza es mi terapia natural.

La música para mí es un apaciguador de negatividad, escuchar música mientras trabajo, cocino, leo o escribo,  es una terapia de alegría. Me ayuda a equilibrarme,  a llenarme de salud y energía.

Leer es para mí un placer que te da conocimiento, en realidad cultivar la lectura ha sido un hábito terapéutico, que me ha ayudado en momentos muy difíciles y me ha mostrado el camino cuando me he sentido pérdida. Leer para mí es terapia de conexión. 

El amor por lo que hago es el motor que me mueve día a día, un porque levantarme por la mañana, la búsqueda de ser y hacer cada vez mejor es en definitiva un motor terapéutico.

A partir de esta reflexión, comprendí que necesitaba menos de lo que creía y que la terapia en realidad consiste en saber lo que realmente necesitas para ser feliz, y al mismo tiempo ser capaz de deshacerte de lo que te sobra y que no aporta nada en tu vida.

Cada quien tiene elementos propios del minimalismo terapéutico según sus necesidades, pero con toda seguridad al aplicarlo se alivian las cargas y se prolonga el bienestar y la salud física y emocional.

Alech